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By UTA28 junio, 2018In NOTICIAS

“Entre todos los argentinos, arreglemos el país”

Informe Político

La elaboración de este Informe Político 2018 ha debido realizarse en el marco de una situación social y económica compleja, confusa y llena de riesgos. En estas líneas trataremos de analizarla, para extraer conclusiones que sean útiles y certeras para nuestra acción gremial y política.

En términos generales, lo que vemos es una inflación que vuelve a crecer con fuerza, por encima de las pautas que el Gobierno había establecido. Una devaluación que tampoco estaba en ningún programa y un sorpresivo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Aumentos de tarifas que golpean a los más vulnerables, que debieron haberse concebido y administrado para que resultara al revés, es decir, soportados por los que más tienen y protegiendo a los humildes. Cambios de ministros y de autoridades de primer nivel con una frecuencia inusitada. Un preocupante crecimiento del endeudamiento externo, déficit de la balanza comercial y niveles astronómicos de la tasa de interés. No somos economistas, no pretendemos serlo, pero esta breve enumeración de la actual situación nos lleva a la conclusión de que la conducción económica ha sido desacertada. Ya hemos dicho que este Gobierno asumió teniendo que hacerse cargo, en Diciembre del 2015, de un panorama económico muy complejo, producto de medidas y políticas, también desacertadas, que fueron responsabilidad del gobierno anterior. Por eso decimos que la situación de crisis que vivimos, no es culpa exclusiva de este gobierno, sino de los gobiernos, así dicho en plural. Frente a todo esto, confesamos que estamos preocupados, las cosas se están poniendo muy difíciles para los trabajadores.

Es en este sentido que el pasado 25 de Junio tuvimos que hacer escuchar nuestra voz, con un paro general que tuvo un acatamiento total, y que fue la expresión cabal de la preocupación de la gente, en un marco pacifico pero disciplinado y responsable. Estos atributos, disciplina y responsabilidad, fueron superlativos en el caso de la UTA. El Gobierno debe explicar mejor sus políticas, para permitirnos decidir si lo vamos a apoyar o no. Este mecanismo por el cual los trabajadores manifestamos nuestras preocupaciones y no recibimos soluciones a cambio, está agotado. Esto es lo quedó claramente expresado en el paro del 25.

No nos mueve un espíritu opositor, no somos opositores por la oposición misma o por designios políticos que en los momentos de crisis están totalmente fuera de lugar. No queremos que el Gobierno fracase, no queremos que se vaya antes de tiempo, porque un fracaso traumático del Gobierno es sufrimiento para nuestros compañeros, y eso no es bueno para nadie. Por tal motivo, desde nuestro lugar, y en nombre del compromiso que como gremialistas tenemos con la sociedad, queremos hacer algunas reflexiones que pueden ser útiles para encontrar el camino de salida de la crisis.

Nuestra mirada es una mirada preocupada, pero no es apocalíptica. No creemos en el apocalipsis de las naciones, huelgan ejemplos de países que se han levantado de situaciones y tragedias mucho peores que la nuestra, y lo han hecho porque han tenido la vocación y la perseverancia para promover el único y verdadero motor de cualquier transformación humana, que es el trabajo. Siempre, aun en los peores momentos, debemos conservar la esperanza, sobre todo si pensamos en que tenemos un pueblo laborioso y emprendedor y recursos naturales con los que fuimos generosamente dotados. Trabajo y esperanza, desde allí nuestras reflexiones.

En primer lugar, lo más importante. Se empieza a escuchar hablar de la necesidad del “ajuste” para equilibrar las cuentas y emprender el camino del desarrollo. Estamos de acuerdo con que hace falta una mayor racionalidad económica, fundamentalmente en el manejo del Estado. Pero estamos igualmente convencidos de que el mencionado ajuste es aberrante y lo vamos a combatir con todas nuestras fuerzas si se pretende ejecutarlo a partir de la reducción del salario, del empeoramiento de las condiciones del trabajo y de un indecente relajamiento en las condiciones de la contratación laboral. No son los trabajadores los que tienen que hacerse cargo del ajuste, de ninguna manera. Ya se ha intentado en otras oportunidades y se ha fracasado, pero no sólo porque esa salida es intrínsecamente antiética, negadora de la justicia social, sino porque la realidad funciona al revés. En efecto, el salario del trabajador es la única salida a la crisis, es el crecimiento del consumo y la inversión, y la dinamización del mercado interno con el formidable impulso que esto le proporciona al desarrollo económico. En resumen, la salida no es con menos salario, es con más salario. Insistimos sobre esto porque nos preocupa que el apoyo financiero que se le está pidiendo al Fondo Monetario Internacional, pueda estar condicionado con imposiciones del prestamista, como ya ha ocurrido en otras oportunidades, que son lesivas de los derechos de los trabajadores. Sobre esto vamos a estar muy atentos y haremos oír nuestra voz cuando entendamos que se están poniendo en riesgo nuestras conquistas sociales. Le pedimos al Gobierno que ponga su mirada en lo social, este gobierno no tiene una mirada social, y si la tiene, es insuficiente.

En segundo lugar, ya en el Informe Político anterior decíamos que “de una vez por todas, este país tiene que consagrar y llevar adelante Políticas de Estado, es decir, políticas que sean patrimonio de la Nación, compartidas y consensuadas por el conjunto de los sectores sociales nacionales”. Seguimos convencidos de que este es el camino. El país necesita políticas de Estado para fortalecer la producción y el trabajo, el capital tiene que estar al servicio de la producción y no de la especulación. Políticas de Estado para hacer accesible, mejorar y profundizar la Educación. Para enfrentar el problema de la inseguridad, que nos lastima especialmente porque ya son muchos los compañeros que hemos perdido como consecuencia de este flagelo. También políticas de estado para la salud y para mejorar la situación de nuestros mayores de la Tercera Edad, y para considerar y abordar otras problemáticas complejas y de alto impacto, propias de los tiempos modernos, como la amenaza del reemplazo del trabajo humano por robots.

¿Cómo se hace para construir Políticas de Estado? El único camino es el del diálogo entre todos los sectores nacionales y la negociación de consensos en los que todos ganan, aunque dejando algo a cambio para que todos puedan ganar. ¿Cuáles son los sectores nacionales? A la cabeza de los mismos estamos los trabajadores, la columna vertebral de la Nación, columna nacional por antonomasia, el único sector que tiene todos sus recursos y sus posibilidades de crecimiento y desarrollo personal y colectivo, presente y futuro, en la Argentina y para la Argentina. En este campo también están las empresas nacionales, los bancos nacionales, las universidades, los intelectuales y la Iglesia. El Gobierno tiene que abrir el diálogo con todos estos sectores, con autoridad, porque es el gobierno elegido por el pueblo, pero sin soberbia. Nadie mejor que los legítimos representantes de los distintos sectores para aportar su conocimiento, que es muy profundo, de cada realidad. De esa realidad que a veces se vuelve engañosa desde los despachos oficiales. Invitamos al Gobierno a realizar de manera urgente esta convocatoria, sabemos que hay una dirigencia responsable que va a coincidir con este enfoque y que va a acudir y dar lo mejor de sí con propuestas para superar la crisis y para instalar las bases del crecimiento económico con justicia social, el único sustentable en el tiempo. En este sentido los trabajadores tenemos que dar el ejemplo, tenemos que demostrar una unidad monolítica y a veces fallamos en ese aspecto. Esta aseveración es una crítica al interior de nuestras organizaciones, que no debería caer en saco roto.

El titulo de este Informe Político, “Entre todos los argentinos, arreglemos el país“, no es más que el parafraseo de una expresión del General Perón, por Uds. ampliamente conocida. Una de las últimas veces que la usó fue en su discurso del 21 de Junio de 1973, el día siguiente de su definitivo retorno al país, en medio de una situación de violencia y grave descontrol social e institucional. Nos parece útil recordar sus términos con precisión. Decía el General: “La situación del país es de tal gravedad que nadie puede pensar en una reconstrucción en la que no deba participar y colaborar. Este problema, como ya lo he dicho muchas veces, o lo arreglamos entre todos los argentinos o no lo arregla nadie. Por eso deseo hacer un llamado a todos, al fin y al cabo hermanos, para que comencemos a ponernos de acuerdo”. Una de las cosas que más conmueve es que Perón nos recuerda que somos hermanos. Y los hermanos pueden discrepar, pero finalmente también tiene vocación para ponerse de acuerdo. Este es el espíritu que debe predominar en el ejercicio que recomendamos a los argentinos para construir consensos. Sin ingenuidad, porque hay muchos que no quieren este acuerdo porque no les conviene, tenemos claro y no olvidamos que los intereses antinacionales existen, pero, a la vez, superemos la grieta, este concepto de fractura  que tanto daño nos hizo y todavía nos hace, porque no resuelve nuestras contradicciones y problemas, y encima nos debilita como sociedad y como Nación.

Todos tienen que comprender, y sobre todo los ricos y poderosos, que no hay posibilidad de proyecto individualmente exitoso en el marco de un país que se degrada y se desintegra. Perón nos lo dice cuando advierte que nadie puede pensar en evitar su participación y colaboración en la reconstrucción de la Nación. Nosotros, la gloriosa Unión Tranviarios Automotor, nos comprometemos a trabajar en esa dirección con nuestro mayor esfuerzo, embanderados en la defensa irrestricta de los intereses de nuestros compañeros, bregando para que el país alcance los necesarios acuerdos en armonía, y así poder cumplir con el sueno de Perón de completar la construcción de la Nación. Para nosotros y para nuestros hijos. Con la advocación, la protección y custodia de nuestro Pastor, el Papa Francisco, que desde la sabiduría de la Doctrina Social de la Iglesia, vela y reza por nosotros.

Que así sea.

Muchas gracias

Buenos Aires, 28 de Junio de 2018

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